lunes, 12 de noviembre de 2012

Historia, migraciones y población II


A partir de la década de 1950 el valle del Urubamba sufría profundas transformaciones con el establecimiento de centros misionales católicos y evangélicos y de las primeras escuelas. Hacia éstas empezaron a bajar desde las cabeceras de los afluentes a ambos lados del Urubamba –de manera voluntaria o forzosa- las familias matsigenka. Con ello quedaron despejadas algunas zonas de cabecera anteriormente ocupadas principalmente por Matsigenka dando lugar a un reacomodo demográfico. Este mismo proceso ocurrió en los afluentes derechos del Urubamba, ríos Camisea (con centros evangélicos) y Timpía (con centros católicos). A fines de la década de 1960, desde la misión de Timpía, en la confluencia de este río con el Urubamba, los misioneros dominicos consideraron oportuno establecer un puesto en el medio Timpía donde habitaba la población nanti. Para establecer este puesto misional los misioneros dominicos trasladaron río abajo a niños y mujeres nanti, de manera forzosa, desde asentamientos nanti en el río Chingateni. A juzgar por los relatos de pobladores del actual asentamiento de Montetoni, recogidos por Beier y Michael (1998) las interacciones que los Nanti tuvieron con los padres Dominicos y sus ayudantes Matsigenka coincidieron con una época en que, a lo largo de aproximadamete 10 años, todos los asentamientos de la zona del alto Timpía sufrieron de brotes múltiples de enfermedades respiratorias y de diarrea que resultaron en la muerte de muchos de sus familiares. Según los Nanti que experimentaron estos brotes, las enfermedades llegaron repentinamente y pasaron de un asentamiento al siguiente, de los asentamientos río abajo hacia los de arriba. En poco tiempo estos brotes ocasionaron miedo intenso por la cantidad de muertes a que dieron lugar. Cuando aparecían los síntomas de estas nuevas enfermedades los habitantes de los asentamientos adoptaban la estrategia de huir al monte en grupos pequeños para tratar de evitar el contagio y esperar a que pasara la enfermedad. Según los sobrevivientes de estos brotes, esta era la única respuesta eficaz a estas epidemias. Es difícil calcular el número o porcentaje de muertes en esta época, pero el impacto de epidemias en esta época ha dejado sus huellas en la actual estructura poblacional nanti. A decir de quienes eran adultos durante estas epidemias, hubo entonces una gran cantidad de muertes en cada asentamiento: Dicen también que esta época resultó en una transición entre un pasado en que habían relativamente muchos Nanti, y un presente, en que su población es mucho más reducida. Intentando un cálculo aproximativo a partir de estas observaciones impresionistas se podría decir que las muertes ascendieron a entre de 30% a 60% de la población. Para aislarse de los misioneros, los Nanti se marcharon y poco después los dominicos cerraron el puesto y trasladaron al resto de la población hacia abajo a la localidad que se conoce como Gavilán (Iwakichá, en idioma nanti y Pakitsaari en idioma matsikenka).
Mientras estuvieron en el puesto de los dominicos, los Nanti tuvieron acceso a herramientas, las que circularon luego por los diversos asentamientos del alto Timpía (Beier y Michael, 1998; Espinoza y Huertas, 2003). El agotamiento de este primer stock del que las familias se habían hecho dependientes habría coincidido con el momento en que algunas familias nanti se encaminaron al Camisea en 1985, aprovechando una ruta que habían explorado anteriormente. El móvil de este desplazamiento habría sido el buscar refugio ante el temor de ser atacados. El otro factor que habría influenciado el traslado del Timpía al Camisea habrían sido las noticias de presiones de otros grupos nanti desde las cabeceras del Timpía. Ya en el alto Camisea, las agrupaciones nanti fueron desplazando progresivamente sus asentamientos río abajo donde pudieron establecerse sin dificultad gracias al hecho de que los Matsigenka, antiguos habitantes de esa región, ya no ocupaban permanentemente esas tierras como resultado de un enfrentamiento anterior con pueblos panohablantes (comunicación personal, L. Michael, junio 2003). Poco después, en 1987 los Nanti trabaron allí relaciones amistosas con el maestro matsigenka que había sido el artífice del traslado de Tayakome (en el Parque del Manu) a Segakiato en 1970, quien les dio acceso a nuevas herramientas. Entre 1985 y 1991 los grupos migrantes mantuvieron un patrón de residencia disperso y móvil, pero para 1991-2 la mayor parte de las agrupaciones nanti del Camisea se habían reunido en el asentamiento de Montetoni (Beier y Michael, 1998). El patrón de asentamiento en el alto Camisea fue inicialmente muy inestable, con
cambios frecuentes de localidad y la población dispersa en varios pequeños asentamientos. Ya en Montetoni, otro profesor matsigenka procedente de la comunidad de Chokoriari en el bajo Urubamba –Silverio Araña- indujo y forzó una serie de cambios en los patrones de asentamiento, matrimonio, vivienda y alimentación y sometió a los Nanti a una situación de dominación cultural, económica y política que duró más de un lustro. Tras una creciente que inundó algunas chacras (1996) el profesor Araña alentó el establecimiento de un nuevo asentamiento nucleado río abajo, Malanksiari, para tener facilidades para comerciar algunos productos. Con él se trasladaron algunas pocas familias y la escuela en medio de una situación conflictiva. El profesor fue luego expulsado de este asentamiento acusado de violar a varias mujeres y niñas. Dos años más tarde esta escuela también cerró sus puertas aunque se conserva su creación administrativa.

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